miércoles, 25 de diciembre de 2013

Todos los caminos llevan.... a ninguna parte

Bueno, he tenido la suerte de poder ver hoy mismo en el cine "Caminando entre Dinosaurios", pero de momento mi opinión me la voy a guardar (no sé si Dani querrá hacer una reseña en condiciones cuando la vea, pero por si acaso es así yo guardo silencio). Solo mencionaré que el tono de la película no es posiblemente el más adecuado y que, eliminando las narraciones y los diálogos, podría haber quedado un documental sobre dinosaurios de hora y media muy chulo.

Pero como he dicho, no voy a hablar de la peli. Hoy estoy aquí para quejarme un poco. Para quejarme, en concreto, de la falta de imaginación a la hora de abordar proyectos de este estilo. ¿Por qué cada película con dinosaurios como protagonistas trata sobre migraciones y catástrofes que obligan a emprender largos viajes? Hace poco, a raíz de este tema, surgió en Twitter una conversación entre varios dino-perturbados que demandábamos historias más originales. Si hicieron Hamlet con animales (El Rey León), ¿por qué no con dinosaurios? Dromeo y Julietáurida, una historia de amor imposible entre un dromeosaurio y un saurópodo, fue el punto álgido de este ciber-desvarío. 

Pero nunca hay cosas así en las pelis de dinosaurios. Solo horas de animales caminando y como mucho haciendo piña contra un terópodo malvado que se quiere comer a los protagonistas. La tónica de En Busca del Valle Encantado, Dinosaurio (de Disney), el documental March of the Dinosaurs y la película de Caminando entre Dinosaurios es muy parecida. Antes o después en esa búsqueda de la tierra prometida, unos y otros, por narices, terminarían encontrándose... en medio de ninguna parte.


¡Felices Fiestas a todos!

viernes, 13 de diciembre de 2013

Dos gallos en el gallinero

Si pensabas que hacía falta una compleja estructura ósea para lucir una bonita cresta en tu cabeza de hadrosaurio estás completamente equivocado: se acaban de publicar nuevos restos del dinosaurio Edmontosaurus regalis encontrados en Alberta, Canadá. Y la sorpresa de los autores fue mayúscula cuando se dieron cuenta de que se había preservado lo que parecía una cresta de tejido blando en el cráneo del animal (en varios lados se añade la coletilla "similar a la de los gallos"). Puesto que dicha cresta no parece estar sustentada por ningún tipo de hueso, los autores proponen una función visual para esta estructura. Podéis leer un poquito más aquí, por ejemplo. 

La referencia es la siguiente: 

Bell, P.R.; Fanti, F.; Currie, P.J.; Arbour, V.M. 2013. A Mummified Duck-Billed Dinosaur with a Soft-Tissue Cock's Comb. Current Biology.


Sin embargo, este ejemplar de edmontosaurio no es el primer dinosaurio que luce una bonita cresta de tejido blando...


... ¿alguien ha dicho Pelecanimimus?

-(idea original por el compañero Dani)-

martes, 10 de diciembre de 2013

Aprende con Primeval: Pristichampsus

Ya comentamos al final de nuestra primera entrada de "Aprende con Primeval" que en la serie no siempre se han hecho las cosas tan bien (dentro de lo que cabe) como en el caso del Pteranodon. Que, de hecho, algunos animales representados eran un auténtico despropósito, modificando su apariencia y su comportamiento en función de la historia de turno. El organismo del que hablaremos hoy, Pristichampsus, encaja a la perfección en esta desafortunada categoría.

Cráneo de Pristichampsus (imagen de Wikipedia).

Pristichampsus es un cocodrilo que vivió hace unos 40 millones de años (Paleoceno-Eoceno), y cuyos restos se han encontrado en diversas partes del mundo (Norteamérica, Europa y Asia). Este género de cocodrilos engloba a dos o tres especies, aunque la filogenia de los pristicámpsidos no está demasiado clara (no debe de haber demasiados restos o no debe de saberse demasiado sobre ellos -corregidme si me equivoco-), y es habitual que algunas especies bailen entre unos géneros y otros. 

Aunque se sitúa a Pristichampsidae como grupo hermano de Brevirostres (el clado compuesto por cocodrilos y caimanes actuales), lo cierto es que Pristichampsus poco tenía que ver con estos últimos. Con 3 metros de longitud, este animal tenía largas extremidades que sugieren un desplazamiento cursorial (es decir, adaptado para correr). Además, sus uñas se asemejaban a pezuñas, lo que parece indicar que era un animal mucho más terrestre que acuático. De hecho, se cree que sería capaz de adoptar una postura bípeda durante la carrera. Por otro lado, la cola de Pristichampsus era redondeada, más similar a la de los dinosaurios; aunque habría presentado osteodermos cubriendo su cuerpo, carecía de la típica cresta de osteodermos que tienen los cocodrilos actuales. 

Una de las reconstrucciones más emblemáticas de Pristichampsus, por Robert Bakker.

Sin embargo, el Pristichampsus de Primeval no tiene demasiado que ver con el Pristichampsus original. En la serie, la anomalía del Eoceno por la que salen estos cocodrilos no conecta solo con el Londres actual, sino también con el antiguo Egipto. Allí, los egipcios que los veían los confundían con Ammyt (o Ammut), una divinidad con cabeza de cocodrilo que devoraba las almas de aquellos difuntos que no eran considerados justos y merecedores de alcanzar la inmortalidad. Jugando con esta idea, en Primeval le dieron una imagen más antropomorfa, con largos brazos de aspecto humanoide (¡esos hombros, oiga!) y andando sobre las patas traseras con relativa facilidad. Por supuesto, también lo diseñaron algo más grande de lo que correspondía.

El Pristichampsus de Primeval, en una imagen promocional de la tercera temporada. 

No solo el torso y las extremidades anteriores chirrían: las patas traseras, aunque alargadas y adaptadas a la carrera, no habrían tenido ese aspecto dinosauriano. La cola, sin embargo, que si debería haber sido más parecida a la de nuestros amigos los dinosaurios, tiene un aspecto cocodriliano al cien por cien. Y siguiendo con el tema de los dinosaurios... En un momento concreto del capítulo, los protagonistas se encuentran un diente del Pristichampsus y afirman categóricamente: "Es un diente de cocodrilo". Sin embargo, los dientes de este animal son zifodontos, es decir, comprimidos lateralmente y aserrados, lo que llevó en su momento a que algunos paleontólogos los confundieran con dientes de dinosaurios terópodos y creyeran que algunos habían sobrevivido a la extinción del Cretácico. Esto significa que esos claros dientes de cocodrilo que ven los personajes en realidad no son tal. Podemos seguir con algunos fallos más: patas membranosas y con garras en lugar de pezuñas, piel rugosa en lugar de escamosa... La cabeza en general puede dar el pego, pero la boca a veces se abre de una forma un poco rara, y a mí suele darme la sensación de que faltan dientes.

Un par de fotogramas de la serie, en los que vemos al Pristichampsus entrando en las aguas frías del Támesis. Pueden apreciarse los errores más gordos: aunque las extremidades son bastante largas, las anteriores tienen un aire humanoide, y las posteriores se asemejan a las de los dinosaurios. Además, también se aprecia una cola claramente cocodriliana.  

A nivel etológico, este Pristichampsus también tiene bastante que mejorar. Aunque durante buena parte del episodio se nos muestra como un animal principalmente terrestre, hay un momento en el que no duda en meterse en el Támesis, y allí se mueve como pez en el agua (nunca mejor dicho), nadando con una soltura que no creo que tuviera el animal real, adaptado como estaba a la vida en tierra firme. Afortunadamente, al menos el cocodrilo no pasa demasiado tiempo en el río londinenese: es demasiado frío para el clima al que está acostumbrado. También hemos comentado ya que Pristichampsus era un animal corredor (algo que, por cierto, no hace una sola vez en los 40 minutos del capítulo) que sólo podría adoptar la postura bípeda en la carrera. Aquí, sin embargo, es bastante frecuente verlo sobre sus dos patas, andando totalmente erguido y confiado. 

Y por supuesto, lleva a cabo el habitual papel de monstruo en este tipo de series y películas: causando el caos a su paso, abollando coches, atacando y matando gente (sin necesidad de comérsela después), rugiendo... Lo normal en estos casos, vamos. El único comportamiento no agresivo de este cocodrilo en Primeval resulta igualmente insólito: acostumbrado a la veneración de los antiguos egipcios, quienes lo tomaban por un dios, el Pristichampsus decide volver a la anomalía y no atacar a los protagonistas cuando estos se postran ante él. Es uno de esos momentos típicos Primeval, que te hacen mirar con incredulidad la pantalla y preguntarte por qué sigues viendo la serie. Imaginativo es, desde luego, pero vamos... 

Para terminar, el animal ni siquiera está especialmente bien animado o integrado en el fondo. Es una pena, porque es una criatura de la que se podría haber sacado mucho más, incluso jugando con el tema del antiguo Egipto y Ammyt. Qué se le va a hacer, en Dinosaur Renaissance amamos Primeval con todos y cada uno de sus puntos flojos. Hay gente pa tó, que decía aquel.

P.D.- Recientemente hemos descubierto una serie de vídeos llamados "The Real Creatures of Primeval", en los que el paleontólogo Luis Chiappe, director del Dinosaur Institute (del Natural History Museum of Los Angeles), da un repasillo a algunos de los animales del programa de manera similar a la de este blog (en su defensa: sus vídeos son anteriores a esta sección; en nuestra defensa: pretendemos llevar esta sección hasta el final, con tooooodas las criaturas que aparecen en Primeval y Primeval New World). Os dejamos a continuación el vídeo que hicieron sobre Pristichampsus, para que veáis un poquito más de este cocodrilo.



lunes, 2 de diciembre de 2013

Feliz 100 años, Dippy madrileño

El 2 de Diciembre, pero hace 100 años, se presentaba en sociedad en Madrid, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales la réplica del esqueleto de Diplodocus conocida como "Dippy". Este esqueleto, emblemático dónde los haya, fue regalado por Andrew Carnegie (filántropo americano que financió su excavación y replicado) a varias instituciones científicas europeas, entre ellas el MNCN.

Hoy se inauguraba en el museo una exposición temporal en torno a este dinosaurio, y los autores del blog no podíamos faltar al evento. Allí estuvimos esta mañana con El Pakozoico nuestros compañeros del MNCN y del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED.

Se ha programado también un ciclo de conferencias, relacionadas con Dippy, que comienza esta misma tarde con la conferencia "Dinosaurios y otros reptiles antediluvianos de la España anterior a la Guerra Civil: la importancia de la prensa escrita", a cargo del Dr. Adán Pérez-García del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED y la Universidad Complutense de Madrid.

¡Nos vemos en las conferencias!

¡Feliz cumpleaños, Dippy!

Foto de familia con gente del MNCN, UNED y UAM. Destacados los autores del blog (Carlosdino en azul y un servidor en naranja). Fotografía by Pedro Mocho.