miércoles, 27 de agosto de 2014

Aprende con Primeval: Pachycephalosaurus

Si no contamos a las aves (en un episodio de la primera temporada pulularon unos dodos por ahí), en Primeval no aparecieron dinosaurios hasta la segunda temporada (lo cual, en mi opinión, es un acierto: hay muchísimas criaturas prehistóricas fascinantes más allá de los "lagartos terribles"). En honor a nuestra serie petarda favorita, en Dinosaur Renaissance hemos hecho lo mismo, y hemos dejado pasar algunas entregas de "Aprende con Primeval" antes de llegar a los dinosaurios. Pero hoy ese día ha llegado, y lo hace con un dino presente tanto en la serie inglesa como en su spin-off canadiense (con resultados dispares, eso sí). Lectores de Dinosaur Renaissance, dadle la bienvenida a Pachycephalosaurus.

Ejemplar de Pachycephalosaurus en una exposición en Japón (imagen tomada de Wikipedia).

Pachycephalosaurus, del que solamente se ha nombrado una especie, P. wyomingensis, es un género de dinosaurio paquicefalosáurido (el más grande de todo el grupo) del Cretácico Superior. Sus restos, no especialmente abundantes, se han encontrado en Norteamérica (en Montana, Wyoming y Dakota del Sur), en estratos del Maastrichtiense (justo a finales del Cretácico), lo que lo convierte en uno de los últimos dinosaurios no aviares. Los paquicefalosáuridos se caracterizan por presentar largas colas y patas traseras, pequeñas extremidades anteriores y sobre todo un característico cráneo compuesto por hueso de un grosor considerable en forma de domo. Estos compactos cráneos siempre se han interpretado como un mecanismo de combate entre individuos (machos, posiblemente), en el que los contrincantes se embestían brutalmente domo contra domo. Otra hipótesis propuesta es que la función de estas estructuras era mucho más visual, usándose para el reconocimiento. Parece que los paleontólogos no terminan de ponerse de acuerdo sobre esto: se afirmó en su momento que la morfología craneal y post-craneal de los paquicefalosaurios no era adecuada para enfrentamientos de este tipo, cráneo contra cráneo. Como consecuencia, se propuso posteriormente una hipótesis en la que los rivales golpearían sus cabezas lateralmente, como ilustra perfectamente este dibujo de Ryan Steiskal.


Sin embargo, un reciente estudio de 2013 hace un repaso a los diferentes cráneos y domos aislados de paquicefalosáuridos, y se centra en distintas fracturas y agujeros en los que nadie se había fijado previamente, por ser considerados consecuencia de la erosión de los fósiles. En el artículo, sin embargo, se interpretan como lesiones causadas durante enfrentamientos entre individuos, llamando la atención sobre el hecho de que solamente aquellos individuos con el domo más desarrollado presentan estas características, lo que da cierto peso a la hipótesis de que solo los machos, que presentaban cráneos más grandes, se enfrentarían entre sí. No está claro todavía de qué manera las utilizarían, pero sí que parece más que probable que los paquicefalosaurios usaban sus peculiares cabezas en el comportamiento agonístico.

¿Algo más? Ah, sí, un pequeño apunte sobre la dieta: son animales considerados principalmente herbívoros, pero la morfología de sus dientes desde luego no parece tan eficaz para "masticar" plantas como en otros grupos de dinosaurios. Una dieta omnívora tampoco se descarta para estos bichos; al igual que en el caso de los cráneos, no se dispone todavía de la suficiente información debido a la relativa escasez de sus restos en el registro fósil.

"Vertigo", con dos paquicefalosaurios llevándose bien en una apacible y segura llanura. Imagen de Christian Masnaghetti.

Y ahora es cuando llega el turno de hablar de Primeval, claro. Y lo haremos empezando con Primeval New World, en cuyo capítulo 8 de la primera (y única) temporada nos encontramos con un ejemplar de Pachycephalosaurus campando a sus anchas por Vancouver. Lo cierto es que el dinosaurio no cuenta aquí con demasiados minutos en pantalla y tiene más importancia por ciertos eventos que desencadena después que por su mera aparición. Aún así, está razonablemente bien diseñado, animado e integrado en la imagen (a ver, tampoco es una película... pero para televisión sí vale). Además, aparece como un animal tranquilo y relativamente pacífico, incluso bastante curioso... hasta que se ve reflejado  en un cristal, se confunde a sí mismo con un rival y se lía a topetazos con el escaparate.

Imagen promocional de Primeval New World, con el paquicefalosaurio atravesando una anomalía.

Hay un pequeño detalle sobre este paquicefalosaurio que me gusta mucho. En un momento del capítulo, se descubre que el animal se encuentra en un estado algo alterado... por haber consumido hongos alucinógenos (no parece descabellado que un omnívoro consuma setas, ¿verdad?). Quizás, lo que fuera que comiera en el ambiente cretácico del que provenía le diera ese carácter curioso y peculiar del que hace gala. Obviamente, no hay ninguna prueba de que los paquicefalosaurios hicieran cosas así... pero lo cierto es que hay numerosos casos de animales "drogadictos". Es habitual que monos, lemures, elefantes, moscas, cabras, gatos, delfines y un largo etcétera, consuman alcohol o sustancias alucinógenas que les dejan... tocadetes, por así decirlo, durante un rato. Y además, suelen repetir. Personalmente, fue un guiño gracioso de la serie que a mí me gustó ver.

Para muestra, un botón: algunos animales yonkis.

Por otro lado, la versión de Pachycephalosaurus que nos ofrece Primeval U.K. es bastante más exagerada. Permitidme que retome la parte teórica del post otra vez: seguro que recordáis la entrada que hizo mi compañero Dani hace algunos meses sobre los pokémon y la ontogenia y filogenia en dinosaurios. Nos viene al pelo para esta ocasión, porque ya allí hablaba de Pachycephalosaurus y de dos dinosaurios emparentados de la misma época y entorno, Stygimoloch y Dracorex. Estos dos géneros, ambos paquicefalosaúridos que compartieron hábitat con Pachycephalosaurus, han sido propuestos por varios estudios en los últimos años como formas juveniles o hembras de este último. No hay un consenso claro todavía sobre esto, pero parece que la hipótesis de que Pachycephalosaurus, Stygimoloch y Dracorex eran el mismo animal tienen cierta aceptación general.

Comparación de los cráneos de Dracorex, Stygimoloch y Pachycephalosaurus, colocados de izquierda a derecha en el hipotético desarrollo ontogenético. Imagen de Leila Battison.

¿Por qué os he contado esto? Porque, como he comentado, ya en la serie inglesa había aparecido uno de estos dinosaurios antes del paquicefalosaurio de New World; solo que, en este caso, habían decidido representarlo como Dracorex. Bueno, como Dracorex o como cualquier otra cosa, porque cualquier parecido de la criatura de Primeval con el D. hogwartsia (sí, el nombre específico hace referencia a la escuela Hogwarts de la saga de Harry Potter) real es pura coincidencia. Echad un vistazo:

A la izquierda, una recreación del aspecto real de Dracorex hogwartsia (suponiendo que fuera un género válido). A la derecha, Dracorex tal y como aparece en Primeval.

Independientemente de que fuera un género aparte o un juvenil de Pachycephalosaurus, el "rey dragón de Hogwarts" era un animal no demasiado grande, y desde luego bastante más pequeño que P. wyomingensis (aquí una comparativa). Entonces, ¿por qué mostrar a un enorme Dracorex, mucho más grande que el animal real? Da la sensación de ser incluso más grande que el paquicefalosaurio de New World.

La tercera temporada de Primeval se caracterizaba por jugar con la asociación entre los animales de las anomalías y las criaturas del folklore popular y la mitología, como ya pasaba con el Pristichampsus. En el caso del Dracorex, que aparece por primera vez en la tercera temporada, ocurre lo mismo: jugando con su nombre, los guionistas de la serie decidieron darle una apariencia mucho más draconiana para darle más gracia a la historia. Así, todos los cuernos, púas, pinchos, bultos y protuberancias del cráneo están muchísimo más exagerados; el hocico es algo más largo de lo que correspondería y, pese a ser herbívoro, cuenta con unos afilados dientes en la boca. Aunque los paquicefalosáuridos tenían unas extremidades anteriores relativamente cortas, este Dracorex presenta unos largos brazos y unas larguísimas y erróneas manos. A todo esto sumad además dos extrañas velas en el lomo, a modo de alas, aun cuando nada parecido se ha encontrado en el registro fósil. Por tanto, no es de extrañar que este animal sea confundido con un dragón cuando llega a la Edad Media a través de una anomalía.

Imagen promocional de la tercera temporada de Primeval: el Dracorex se enfrenta a un caballero medieval.

Este Dracorex es, además, un animal bastante agresivo, aunque lo cierto es que no mata a nadie ni nada por el estilo. A decir verdad, aunque es bastante malhumorado, no se comporta de manera diferente a otros herbívoros con mala leche como jabalíes, rinocerontes, elefantes o hipopótamos: la mayoría de las veces huye cuando se ve acosado, pero cuando se le acorrala termina embistiendo como buen paquicefalosaurio que es. Incluso en algún momento conseguimos verle más tranquilo, bebiendo agua o comiendo plantas. Resulta también curioso que los protagonistas se refieren a este dinosaurio como "Princesa", por lo que cabría esperar que fuera una hembra, incluso con sus grandes cuernos.

Aunque el diseño de este Dracorex es bastante feote, extravagante y poco adecuado a la realidad, por lo demás el animal está más o menos bien animado y no chirría demasiado en ese aspecto. Sea como sea, parece que, al contrario que en la realidad, el Dracorex del universo de Primeval es un animal diferente de Pachycephalosaurus.

Os dejamos con Luis Chiappe hablando sobre este dinosaurio en "The Real Creatures of Primeval".


viernes, 15 de agosto de 2014

Osteodermos de titanosaurios de Lo Hueco: La historia

Bueno, por fin puedo escribir algo sobre lo que llevo casi dos años trabajando, que es la armadura dérmica de los saurópodos titanosaurios. Los osteodermos fueron mis primeros pinitos de investigación original en la paleontología de vertebrados, parte de mi Proyecto Fin de Carrera de la Licenciatura de Biología en la Universidad Autónoma de Madrid. Ahora, casi dos años y medio después de comenzar a investigar sobre ellos, hemos publicado los resultados obtenidos y sus interpretaciones en la revista PLoS ONE.

Ya que se encontrarán en otros blogs (como en El Cuaderno de Godzilín) explicaciones acerca de su contenido, aquí me gustaría narrar un poco cosas que no son parte del artículo pero que tienen también su interés y que en el fondo pueden quedar como testimonio de lo distinto que parece el hacer ciencia (investigar) y escribir la ciencia (plasmarlo en una publicación).


Imagen 1 - Un servidor sujetando uno de los osteodermos más grandes del mundo (foto por Carmen Coto).
Esta historia comienza conmigo un par de años más joven buscando un tema para la asignatura Proyecto Fin de Carrera (PFC). Desde que entré en la carrera (y antes) tenía intención de hacer paleontología de dinosaurios, y tuve la suerte de entrar en la Universidad en la que está uno de los primeros grupos de investigación españoles dedicados al estudio de dinosaurios y otros reptiles mesozoicos.

Fui a pedirle el proyecto a José Luis Sanz, catedrático de la Unidad de Paleontología, quien me prometió pensar en algo. Fiel a su palabra, tras un par de ideas que al final no pudieron ser me propuso estudiar con más detalle los osteodermos del yacimiento de Armuña (Segovia), que ya habían sido descritos en los años 80 por el propio Sanz y Ángela D. Buscalioni.

Imagen 2 - Los dos osteodermos del yacimiento de Armuña descubiertos a mediados de los años 80 y publicados en el año 1987 por José Luis Sanz y Ángela D. Buscalioni

Los osteodermos del yacimiento de Armuña son preciosos: la bella ornamentación está perfectamente preservada en un tono marrón oscuro y apenas presentan deformación. La única lástima es que están fragmentados y que estos no casan entre sí. Los fragmentos se podían agrupar en dos grupos, pero tampoco se podía ir mucho más allá sin un osteodermo completo como referencia. Los fragmentitos (el diminutivo es por su tamaño minúsculo) de osteodermos asociados a Lirainosaurus no eran tampoco esclarecedores.

No obstante, el yacimiento de Lo Hueco (Cuenca) si había proporcionado una ingente colección de osteodermos de titanosaurio completos que además presentaban morfologías muy variadas. Conocí estos osteodermos de mano de Francisco Ortega en la X EAVP de Teruel ese mismo verano, y tanto él como José Luis Sanz coincidieron en que si primero comprendíamos la gran variabilidad presente en Lo Hueco sería más fácil interpretar los fragmentos de Armuña.


Imagen 3 - Tres osteodermos "bulb and root" del yacimiento de Lo Hueco, que representan la clina morfológica: arriba un osteodermo muy alargado y con bulbo cóncavo, abajo (derecha) un osteodermo moderadamente alargado con bulbo convexo (en forma de espina) y abajo (izquierda) un osteodermo redondeado con bulbo plano (en forma de escudo). Como se puede ver, son muy variados, pero siempre con dos regiones: el bulbo (redondeado) y la raíz (triangular)

De modo que decidimos incorporar al estudio los osteodermos de Lo Hueco. Al comenzar la investigación pudimos determinar que:

  • Los osteodermos del Cretácico Superior de Europa son todos del mismo morfotipo, conocido como Bulb and Root, presentes también en muchos otros yacimientos del mundo. Esto representaría la condición primitiva en los osteodermos de titanosaurio --> imagen 4.
  • Los osteodermos de Lo Hueco presentan una clina morfológica en la que existen dos extremos (osteodermos alargados y osteodermos redondeados) con osteodermos de todo tipo de morfología entre medias de los extremos (más redondeados o más alargados) --> imagen 4.
  • La morfología del bulbo de los osteodermos está relacionada con la morfología general: 1) si son muy alargados el bulbo es cóncavo y el cíngulo muy prominente, 2) si son moderadamente alargados el bulbo es convexo (cuanto más alargado, menor es la convexidad) y 3) si son redondeados el bulbo es plano --> imagen 3.


Imagen 4 - Figura 6 del artículo publicado en PLoS ONE en la que se puede observar la clina morfológica obtenida matemáticamente a través de un análisis elíptico de Fourier sobre la silueta de los osteodermos. Abajo está la clina, vista de un modo más visual que en una gráfica, con distintos ejemplares de osteodermos.
De modo que, grosso modo, sabíamos que los osteodermos "bulb and root" no se dividen en categorías en base a su aspecto, sino que entre las morfologías extremas existe un gradiente en el que hay formas intermedias y formas que se parecen más a los extremos (clina, Imagen 4). ¿A qué podía responder esta clina? Cualquier opción era una buena respuesta: cambio en los osteodermos durante el crecimiento (variabilidad ontogenética), diferentes osteodermos para especies diferentes pero cercanamente emparentadas (variabilidad intra-específica), variabilidad dentro de un mismo individuo... Esta cuestión no podía responderse por el momento.

Esos tres puntos mentados arriba fue lo que se llegó a saber para publicar en la memoria del PFC. No obstante, tras la entrega de la memoria pero antes de la presentación llegó una grata sorpresa. Con motivo del comienzo del Taller de Empleo de Restauración de los fósiles del yacimiento de Lo Hueco, se empezó a revisar a fondo los más de 10.000 registros almacenados en la nave donde temporalmente se deposita el material de Lo Hueco. En esta revisión Pedro Mocho y Fátima Marcos llegaron a encontrar ejemplares de osteodermos identificados en campo como "hueso indeterminado" que permitieron testar el propuesto en el punto 3 (el cual resistió los primeros intentos de refutación).

Imagen 5 - Reconstrucción de "Chapi, el titanosaurio acorazado de Lo Hueco" realizada por los autores de este blog.
¿Y la grata sorpresa? Dos de estos osteodermos, de morfologías completamente opuestas (uno redondeado y otro alargado), estaban asociados con las vértebras dorsales del ejemplar de titanosaurio HUE-EC-11, llamado coloquialmente "Chapi". Esto tenía una implicación clara: Chapi, sin ningún otro saurópodo lo bastante cerca, era el "dueño" de estos osteodermos, y por tanto su coraza dérmica tenía los dos extremos de la clina morfológica que habíamos descrito en el estudio.

Ello es lo que nos ha permitido formular la hipótesis de que toda la clina representaría la variabilidad de osteodermos que presentaría un mismo individuo en su espalda. En base a la condición primitiva y más extendida en dinosaurios acorazados, la situación más probable de estos osteodermos en los titanosaurios es probablemente en filas paralelas a ambos lados de la columna vertebral (Imagen 5).

Bien, y por salir de dudas: ¿Cómo se han reinterpretado los osteodermos de Armuña? Pues como me gusta dejar con el suspense, estilo Dan Brown, no voy a contároslo, sino que os invito a leer el artículo de PLoS ONE si os ha picado el interés y si no a esperar a las XXX Jornadas de la SEP en Octubre, donde hablaré un poco de los osteodermos de Armuña.

Estad atentos para más actualizaciones!

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Referencias:

Sanz JL, Buscalioni AD (1987) New evidence of armoured titanosaurs in the Upper Cretaceous of Spain. In Currie PJ, Koster EH editors. Fourth Symposium on Mesozoic Terrestrial Ecosystems, Short Papers. Drumheller: Tyrrell Museum of Palaeontology. pp. 197–202.

Vidal D, Ortega F, Sanz JL (2014) Titanosaur Osteoderms from the Upper Cretaceous of Lo Hueco (Spain) and Their Implications on the Armor of Laurasian Titanosaurs. PLoS ONE 9(8): e102488. doi:10.1371/journal.pone.0102488

PS: Ahora que por fin sale publicado el artículo, quisiera aprovechar para extenderme un poco más en los agradecimientos que podían publicarse formalmente. 

  • A mis dos directores, tutores, supervisores o como se quiera llamar, a quienes yo llamaría "maestros" (según la RAE, "Persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo."), no puedo dejar de agradecerles todo lo que han hecho por mí al realizar juntos este trabajo. 
  • A mis compañeros de departamento y grupo de investigación (entre los cuales cuenta mi compi de blog) el aguantar toda mi pedantería, prepotencia y mi complejo de profesor à la Richard Levine, sé que a veces no es fácil pero eh, todos tenemos defectos y esos son los míos (entre muchos otros). Por supuesto también por vuestras ideas, sugerencias y momentos divertidos en congresos, viajes, excavaciones y comidas, sois un equipo genial.
  • A mis padres que siempre me apoyaron (económica y moralmente) a perseguir mis sueños.
  • A Carmen por aguantar mi dinomanía con estoicismo e incorporarla a su propia vida (en pequeñas dosis) de la forma que solo el amor permite a alguien a quien le aterrorizó una vez un Dilophosaurus :)  

sábado, 2 de agosto de 2014

Curso de Ilustración Científica: haciendo un poco de publicidad a Transmitting Science

Esta entrada no tiene que ver con el tema dinosauriano, ni siquiera tiene demasiado que ver con el tema de la paleontología en general. Sin embargo, sí que está relacionada con un tema del que hablamos por aquí de vez en cuando, como es la paleoilustración, y por eso me apetece contaros algunas cosillas sobre el Curso de Ilustración Científica y Naturalística de Transmitting Science, al que acudí en mayo en el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (Sabadell).


Transmitting Science es una empresa que imparte cursos científicos sobre distintos campos, todos ellos relacionados con la biología, y muchos de ellos de gran importancia en el mundo de la paleo. Siendo impartidos la mayoría de ellos en España (aunque empiezan a salir de nuestras fronteras), con instructores especialistas en el curso de turno y en inglés, los cursos de Transmitting Science acogen a participantes de todo el mundo, y en unos pocos años han alcanzado notoriedad. Cursos de morfología geométrica, estadística, filogenia, evolución, genética, ecología... e ilustración. Aquí es donde entramos nosotros.

Como consecuencia de la buena acogida de nuestra charla "Los estereotipos de los paleontólogos en el relato de ficción" presentada en el XI EJIP en Atarfe (Granada) en 2013, y gracias a Transmitting Science (y a Dani también -gracias majo!-), pude asistir al curso de ilustración científica impartido por el genial Óscar Sanisidro, quien está acabando su doctorado sobre paleo-rinocerontes. Además de su labor como investigador, Óscar es un magnífico ilustrador, y desde hace varios años no hace más que acumular increíbles trabajos de paleoilustración. Durante cinco días, una veintena de persona aprendimos de él multitud de técnicas y trucos relacionados con el mundo de la ilustración científica: lápices, tinta, carboncillo, scratchboard, Photoshop, algunas nociones de modelado digital... etc.

Los asistentes al curso (más Óscar Sanisidro).

He de decir que yo disfruté muchísimo el curso: aprendí un huevo, ejercité mi paciencia (algo que me falla cosa mala a la hora de dibujar) y conocí mucha gente. Obviamente, hay cosas que gustan más y cosas que gustan menos (he de confesar que fui un negado total con el modelado en 3D), pero disfruté un montón con la técnica del scratchboard, que desconocía totalmente, y me lo pasé como un enano la mañana que estuvimos haciendo bocetos de animales y plantas en un parque cercano. Si hay que ponerle una pega (y realmente no es tal) sería la falta de tiempo, pues había demasiadas cosas que hacer y no se daba abasto con todo. Sin ir más lejos, de todos los dibujos que empezamos, yo solamente pude terminar los dos que tenéis a continuación.


Athene noctua (o mochuelo común para los amigos), hecho con la técnica de scratchboard (raspado con un bisturí sobre una cartulina negra). Foto de referencia, tras pasarla a blanco y negro. 


Mariposa de mar Limacina helicina, un caracol marino nadador. Lápices y Adobe Photoshop (foto de referencia).

Fue, en definitiva, una buena experiencia, realmente útil, y si estáis interesados en la ilustración científica, deberíais estar atentos para la siguiente edición del curso (o podéis trastear por la web a ver si hay también algún otro curso que os llame u os venga bien). En el Facebook de Transmitting Science podéis ver algunas fotos de lo que hicimos esos días durante las clases.

¡Saludetes!