miércoles, 14 de enero de 2015

Reseña de "GIGANTES DEL OCÉANO. UNA AVENTURA PREHISTÓRICA"

Ya que un servidor está entrando de lleno en el mundo de los reptiles marinos, voy a aprovechar para hacer una reseña (que hacía mucho que no caía una por aquí) del que fue uno de los regalos de mi último cumpleaños: el documental de 2007 "Gigantes del Océano: Una Aventura Prehistórica" (o "Sea Monsters: A Prehistoric Adventure" para los angloparlantes). ¿Por qué hacer ahora una crítica de un documental que tiene casi 8 años? Pues porque yo no lo había visto y porque me apetece. ¡Ea!


"Sea Monsters" es una película de 40 minutos de duración producida por National Geographic, rodada en 3D y proyectada en cines en el mismo formato en octubre de 2007. Cuenta la historia de una hembra de Dolychorhynchops, un género de plesiosaurio de cuello corto, cráneo alargado y pequeño tamaño, que habitó en lo que hoy es Kansas a finales del Cretácico. Durante la narración seremos testigos de su vida, desde el momento de su nacimiento hasta el fin de sus días, y descubriremos la enorme diversidad de criaturas que existía en el gran mar interior de Norteamérica: mosasaurios, tiburones, elasmosaurios, peces, moluscos, aves, tortugas... Además, la historia de Dolly la Dolychorhynchops y su familia se alterna con varias recreaciones de distintos descubrimientos paleontológicos, que aportan evidencias científicas sobre lo que se está viendo en la trama de la hembra plesiosaurio.


Vamos a empezar las cosas al revés: ¿tiene "Sea Monsters" cosas malas? Pues sí, las tiene. Quizás lo más gordo es que toda la parte "científica" rompe bastante el ritmo de la narración. Es lógico (y debería decir incluso obligatorio) que en un documental de este tipo exista algo que nos aporte información real, que soporte con evidencias todo lo que vemos en la historia. Pero mientras que en otros documentales funciona a la perfección y es uno de sus puntos fuertes (véase "Planet Dinosaur" de la BBC), aquí chirría. No se me ocurre la forma correcta para hacerlo en el caso que nos ocupa, la verdad, pero lo cierto es que te saca totalmente de la historia.

Luego tenemos otros puntos flacos, pero son fallos menores: por ejemplo, a veces da la sensación de que hay saturación de animales. ¿Sabéis esos dibujos que representan ecosistemas enteros y que incluyen a cada uno de los organismos que los componen? Suelen ser imágenes recargadas y poco realistas, pero que sirven a la perfección para ilustrar toda la biodiversidad de un hábitat concreto. A "Sea Monsters" también le ocurre eso, solo que aquí no es necesario: en un documental que cuenta con 40 minutos para mostrar las faunas marinas del Cretácico de Norteamérica, no hace falta que estén saliendo todo el rato un montón de animales de distintas especies. Resulta poco creíble. Pero pese a todo, como he comentado, no me molesta.

Tampoco me molesta lo inexacto de algunos bichos (principalmente los mosasaurios, pero la película es anterior al descubrimiento de algunos fósiles que nos han ayudado a conocer mejor a estos reptiles, y tampoco son cosas gordas), o que en los primeros planos o en escenas fuera del agua el CGI cante cosa mala (hay un plano de un tiranosáurido que es criminal). ¿Por qué?


Porque, en términos generales, "Sea Monsters" me ha gustado, y me ha gustado mucho. Conocía su existencia, pero nunca me había llamado lo suficiente como para buscarlo. Gran error: este documental me ha sorprendido gratamente. Aunque los gráficos por ordenador se noten demasiado en ciertas tomas, lo cierto es que funcionan bastante bien en general. Resultan, a grandes rasgos, naturales y creíbles: los diseños de los animales y sus movimientos funcionan a la perfección. Tenemos, además, escenas y tomas (perdón por la cursilería) realmente hermosas, apabullantes a nivel visual. "Sea Monsters" es una delicia para la vista. Y la banda sonora es otro gran acierto: delicada, sosegada, tranquila e inusualmente elaborada para un producto de este tipo. La suma de todos estos factores hace que nos encontremos ante un documental bonito y relajante, cuidado y que consigue trasladarte hasta los mares del Cretácico de tal manera que parece que podría haber sido rodado hoy en día con animales de verdad.


Es una pena, pero precisamente por eso molesta la alternancia de estas sobrecogedoras imágenes marinas con las historias sobre excavaciones y descubrimientos, y el hecho de no tener una historia demasiado desarrollada. Hace que 40 minutos parezcan pocos y te quedes con ganas de mucho más. En cualquier caso, no puedo más que recomendar encarecidamente que veáis "Sea Monsters" si todavía no lo habéis hecho. No quiero que parezca que en esta crítica pesan más los puntos negativos que los positivos, porque de verdad que no es así en absoluto: para mí, los defectos que pueda tener este documental no empañan en absoluto la grata experiencia que ha supuesto verlo.

Así pues, dadle una oportunidad. En el peor de los casos, aprenderéis algo sobre reptiles marinos. En el mejor (y espero que así sea) viajaréis hasta el Cretácico y acompañaréis a una hembra de plesiosaurio en un viaje fascinante. 


P.S.- Los Reyes Magos se han portado bien y me han provisto de más paleomaterial didáctico, así que nuevas reseñas caerán antes o después.

miércoles, 7 de enero de 2015

Secundarios carismáticos de Parque Jurásico

Aprovechando que llegó el día de Reyes y que personalmente, siempre relacionaré este día con Parque Jurásico, pues vamos a hablar de la saga. Pero voy a sacar un tema muy poco científico (ni siquiera de lejos), ni tan siquiera sobre dinosaurios: algunos de los secundarios más carismáticos de la saga.

La verdad es que la saga de Parque Jurásico está llena de personajes carismáticos, algunos más que otros. Especialmente, algunos secundarios de la saga tienen algunos momentos memorables que hacen que les cojamos un especial cariño. Bien sea por algunas acciones o por algunas frases.

Sin ningún orden de preferencia le voy a dedicar un momentito a cada uno de estos personajes:

Eddie Carr


Eddie Carr era un personaje con algo más de enjundia en la novela de Michael Crichton. De hecho, en la película Eddie es la fusión de Jack Thorne (el ingeniero detrás de las modificaciones de las caravanas y el Ford Explorer que llevaban en la novela) y su homónimo, que es ayudante de Thorne en el taller.
Aunque se simplificó mucho la personalidad de ambos personajes en su versión cinematográfica, si que dio lugar a unas frases y diálogos memorables:

Ian Malcolm (sobre un teléfono satélite):  Le querré cuando funcione...
Eddie Carr: Funcionará cuando le quieras

Eddie Carr: La violencia y la tecnología... no son buenos amigos.


Eddie Carr: Lo he cargado con el veneno de la Conus purpurascens, la concha de los mares del sur. La neurotoxina más poderosa del mundo, actúa en 2 milésimas de segundo. Más rápido que los impulsos nerviosos. El animal cae antes de sentir el pinchazo.

Ian Malcolm: ¿Hay antídoto?
Eddie Carr: ¿Por qué? ¿Por si te disparas en un pie? No lo hagas... morirías antes de saber que has tenido un accidente...

Udesky

Udesky es un personaje de poca enjundia de Jurassic Park 3, el mercenario (aunque, según él mismo, no se dedica a ello) encargado de organizar el viaje de los Kirby a la Isla Sorna. Udesky no tiene el mismo carisma que Eddie Carr, pero no le cuesta sobresalir entre los estereotipados Kirby, incluso siendo él mismo un personaje bastante estereotipado y poco desarrollado. No obstante, nos obsequia con ciertos momentos cómicos y entrañables, además de ser los pocos que (lamentablemente, en una escena filmada pero cortada de la película, en la foto) se enfrenta a un dinosaurio en lugar de ser simplemente eliminado (ver foto). Podemos recordar grandes frases como:

Paul Kirby:  ¿Qué hacemos
Udesky: Buscaremos a su hijo... en la dirección en que van ellos (refiriéndose a Alan Grant y Billy Brennan, los paleontólogos).

Udesky: Para mí es como si fuera un hotel… de cinco estrellas (al ver el complejo de laboratorios de InGen).




Billy Brennan


Billy es un personaje al que todos los jovenzuelos paleontólogos le tenemos mucho cariño, pues en parte es nuestra "representación" en la saga de Parque Jurásico como estudiantes de posgrado en paleontología. Billy juega un importante papel en la trama de la película, desgraciadamente por algo relacionado con un asunto muy vigente en la actualidad que es la búsqueda de fondos para la investigación.
Billy reúne muchas características tópicas que se supone nos identifica a la gente joven: iniciativa, tenacidad y valentía, pero también inconsciencia y correr riesgos innecesario. Algunas de sus frases memorables:

Billy: Le presento el futuro de la paleontología (sobre la tomografía axial computerizada (TAC) y la impresión en 3D)


Grant: ¿Cómo lo clasificarías, Billy?
Billy: Suchomimus. Por el hocico
Grant: Es algo más grande.
Billy: Baryonyx? (Nota del autor: el día que tocaba terópodos espinosaurios no atendió mucho en clase, Sr. Brennan...)
Grant: ¿Con esa gran vela? Spinosaurus aegyptiacus. 
(Momento paleofriki de JP3, te ataca un dinosaurio y lo primero que te paras a hacer es identificarlo).


Roland Tembo




Roland es un cazador muy talentoso que es contratado por InGen bajo el mando de Peter Ludlow (quien se supone que es el antagonista de El Mundo Perdido). No obstante, pronto eclipsa a Ludlow tanto como líder de la expedición como personaje: Roland es frío, tiene carácter y un código de honor respecto a la caza un tanto estereotipado pero que funciona muy bien en la cinta. Roland quiere abatir un Tyrannosaurus rex macho para obtener el título de "cazador #1", no meramente para obtener un trofeo.
Tiene una escena muy cómica, en la que intenta dirigir la captura de un Pachycephalosaurus y, ante su incapacidad para pronunciar el nombre, le pone el cómico apodo de "fraile" (Fry Tuck en inglés, en referencia a Robin Hood). Luego, tras desistir en pronunciar los nombres, acaba arrojando las fichas de dinosaurios de InGen y apodando "Elvis" al Parasaurolophus.

Roland: Ajay, ve a mi rancho. Mira mi habitación de trofeos y dime qué tipo de presa podría ser de mi interés (Ajay, el compañero de Roland, se limita a sonreir)


Roland: Sera un Paca... Paqui... eeeh... ¡El de la cabeza con la calva! ¡El que parece un fraile!

Roland: Bueno, el rex acaba de comer, así que no nos molestará.
Ian Malcolm: ¿De comer? ¿Se está refiriendo a Eddie? Podría mostrar respeto: nos ha salvado la vida sacrificando la suya.
Roland: Pues se le acabaron los problemas. Opino que los animales no cazan cuando no tienen hambre.
Nick van Owen: Eso solo lo hacen los hombres.
Roland: Aaaaah, nos parte el corazón... ¡Andando! ¡Pongamos en marcha esta feria ambulante!

Roland: He pasado demasiado tiempo en compañía de la muerte.




Dennis Nedry 





Aunque técnicamente es un antagonista y su papel es primordial en la trama de la primera película de Jurassic Park, es uno de los personajes memorables de la película. Para algunos, tanto o más que algunos protagonistas (en los Phenomena que he asistido donde proyectaban Jurassic Park el primero en llevarse aplausos y vítores de la audiencia era Nedry, no Grant o Hammond...).
Y no es para menos. Nedry representa todos los estereotipos de un ingeniero informático obeso, y tal vez por eso nos gusta tanto: obsesionado con la comida, desordenado, codicioso y, como diríamos ahora, friki. Además, su muerte a manos del Dilophosaurus es una de las más memorables de toda la saga, dejando además la linea argumental abierta (la lata de espuma con los embriones enterrada), aunque esta solo se cerraría en un reciente videojuego.

Nedry: No sea tacaño conmigo, Dodgson. Ese fue el error de Hammond.

Nedry: (al Dilophosaurus, tras tirarle un palo como si fuera un perrete) Aaah, no me extraña que os extinguierais. Cuando vuelva a bajar te atropellaré.

Dodgson: No diga mi nombre...
Nedry: ¡¡¡Dodgson, Dodgson!!! ¡¡¡Está aquí!!! ¿Lo ve? No le importa a nadie. Bonito sombrero. ¿Qué quiere?¿Parecer un agente secreto?


Aunque me olvido de algunos grandes como Robert Muldoon o Ray Arnold, personalmente estos son mis favoritos. Cabe recalcar que veo mucho secundario interesante en las dos secuelas, quizá porque los protagonistas de estas (salvo el Dr. Grant y el Dr.  Malcolm) son bastante olvidables, quedando mucho más resaltados los secundarios.

Ahora que se va a estrenar Jurassic World, y sabiendo que Star Lord será el protagonista (y cuyo carisma en el trailer no parece mucho mayor que el del protagonista de Deep Blue Sea, esperemos que en la película el personaje sea más interesante) y Nick de "New Girl" será un secundario de la sala de control... ¿quién tendrá mayor carisma? ¿El protagonista, o el secundario? En Junio lo sabremos...


viernes, 2 de enero de 2015

¿Por qué ser paleontólogo?

Una pregunta que me ha hecho mucha gente a lo largo de muchos años es: "¿Y por qué quieres ser paleontólogo?", seguido de expresiones como "Se más inteligente, como tu «familiar», y estudia «carreras que no mencionaré», que es lo que tiene salida/da dinero". 

Y en efecto parece que es cierto: aguardan muchos años de formación y titulación todavía y de búsqueda de becas/financiación para poder conseguir esa formación. Una suerte de "mendicidad académica", en la que se tendrá que convencer a fundaciones u organismos públicos de que merece la pena ceder unos cuantos excedentes financieros para tal formación. Ahora mismo, gente dos años más joven que yo y titulada en otras ramas gana más de lo que cualquier científico joven que no trabaje para una gran empresa podría aspirar a ganar de aquí a 10 años.

En un mundo tan materialista y consumista como el nuestro, cualquiera que se dedique a algo que requiera más horas de trabajo del estipulado y que no esté muy bien remunerado parece estar algo loco.

Así es la investigación: se paga con más cosas que dinero (de otro modo, no lo haría mucha gente).

Como todos, nací curioso. Muchos dejan de serlo al entrar al colegio, pues el sistema contemporáneo de educación parece tener esa cualidad: destruir el apetito por la curiosidad. Yo no lo perdí. Me convertí en el típico niño repelente que todos sus compañeros ya llamaban "científico" o "loco de la ciencia" (no precisamente como algo positivo para ellos, evidentemente). Estaba muy lejos de ser un científico, pero la divulgación de temas científicos (paleontología, vulcanología, astronomía...) me aportaba unas respuestas que nunca me eran suficientes, pues tras cada respuesta venían muchas más preguntas.

Además, me gustaron siempre de niño los dinosaurios. Desde antes de saber siquiera cómo escribir esa palabra ni ninguna otra. Es de los primeros recuerdos que guardo de mi infancia. Yo y mis muñecos de dinosaurios. Yo y mis libros de dinosaurios. Yo y mis documentales de dinosaurios. Por eso, con cuatro añitos (puede que antes) yo lo tenía claro: si me fascinan los dinosaurios, de mayor sería "experto en dinosaurios" (como le decía a mis profesores en preescolar).

Ser paleontólogo es, para algunos niños, como ser astronauta o futbolista: una profesión de ensueño que desaparece conforme se llega a la adolescencia. Unos pocos sin embargo hemos sido cabezotas hasta el final.

Cuando decidí estudiar una carrera de ciencias no sabía aún que querría ser científico. Solo que me interesaban los dinosaurios, el trabajo de campo en paleontología y los procesos evolutivos. Podría resumirse en 3 preguntas generales: ¿cómo eran los dinosaurios?, ¿qué herramientas puedo usar para estudiar organismos pretéritos? y ¿cómo se transforman los organismos? Y la biología parecía idónea para buscar esas respuestas.

Por supuesto, durante el transcurso de esa carrera terminé aprendiendo muchas otras cosas. Muchos otros grupos de organismos, muchas otras metodologías y aproximaciones a la naturaleza (desde los niveles moleculares a estudiar ecosistemas enteros). Pero el pasado remoto me atraía sobremanera. Quizá porque el mundo que estudian todos los neontólogos (los que estudian organismos contemporáneos) está ahí fuera: no es fácil comprenderlo, pero es muy sencillo aprehenderlo. Todo el mundo puede "estar" en el presente, sentarse en un paisaje, tocar, oler, saborear y contemplar la naturaleza.

Pero el pasado remoto es diferente. Uno no puede captarlo a través de los sentidos como el presente. Podemos leer lo que otros escriben sobre él, sea ciencia o ciencia-ficción, e imaginarlo. Pero no podemos experimentarlo directamente. Y el pasado a muchos nos llama con mucha fuerza.
Y es cuando haces tus primeros pinitos en la investigación, con tus primeros y modestos trabajos originales, cuando te das cuenta por primera vez de que el pasado se transforma, a través del método científico, en algo tangible. Te permite mirar un momento, un organismo concreto y obtener datos reales sobre él. Y es en esos momentos cuando, sin necesidad de un portal del tiempo, has podido ver una parte del pasado por primera vez, antes que ningún otro ser humano.


Diseño de Eduardo Puértolas para la portada del libro de resúmenes del pasado XII EJIP, en la que captura a la perfección  la capacidad de los paleontólogos para "ver" el pasado.

Eso te da la capacidad no para imaginar, sino para ver. Desde las excavaciones, cuando puedes ver antiguos océanos en lugar en que hoy día hay estratos llenos de ammonites, belemmnites y braquiópodos en Guadalajara o sentir que estás paseando por un bosque que está siendo vadeado por gigantescos saurópodos y estegosaurios en el Jurásico Superior de Portugal. O seguir la pista dejada por las huellas a un grupo de dinosaurios terópodos que cruzaban una llanura en el Cretácico Inferior de La Rioja, pues estos rastros permanecen casi idénticos a cuando se dejaron hace más de 100 millones de años.

Una vez en el laboratorio, analizando los restos desarticulados, eres capaz de hacerte por primera vez una imagen de cómo era el organismo en cuestión y comenzar a ver cómo se movía, cómo realizaba sus otras funciones vitales. Lo comparas con otros organismos emparentados y eres capaz de ver los procesos evolutivos que transformaron a sus ancestros en el organismo que tienes delante. Analizas o cotejas tus datos con los de otros organismos de los mismos estratos o el mismo yacimiento y eres capaz de escudriñar cómo eran las relaciones entre los distintos organismos con mayor certeza de lo que eras capaz de hacerlo en campo.

Es la manera más parecida que aún existe de viajar por el tiempo. De viajar al pasado.

Y eso es una sensación que no se paga con dinero.

Por ello, ante la pregunta de ¿por qué paleontólogo? Yo suelo devolver la pregunta en negativa: ¿por qué no paleontólogo?

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Nota: redacté la mayor parte de esta entrada a comienzos del 2013, terminando la carrera y en una situación académica y financiera aún más precaria que en la actualidad. Aunque en esta entrada pueda parecer que el romanticismo me enajena un poco de la cada vez peor situación de la investigación en este país en particular y la gran cantidad de factores negativos del mundo de la investigación en general (aunque estos últimos son los mismos que encontramos en otras disciplinas. Es lo que tiene ser humanos). En cualquier caso, hay que considerar que es más común en todo el mundo vivir de forma precaria que no, elijo la pasión y salud mental + precariedad que ocupación anodina + precariedad.